9 de abril de 2011

La bruja besadora

En una meditación de tiempo muerto( en el bus camino a clases), me di cuenta de lo mucho que me gustan los besos.

Los prefiero por sobre una caricia o caminar de la mano de alguien, como si mi vida y la supervivencia de la raza humana dependieran de no soltarle la mano aunque venga hacia nosotros una marea de personas en contra vía.

No se si a todas las mujeres nos pasa igual, pero en particular acepto orgullosa que mi delirio es besar, aunque eso me vuelva una persona cursi y empalagosa como algodón de azúcar (huuuy ya tengo el antojo del día), realmente disfruto esos besos en el tren en medio de una conversación sobre como mi cuarto y el de él se limpian mágicamente, o un beso solo porque si porque se me antoja  y mi felicidad del  minuto próximo depende de ello.

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