Hoy lo vi por primera vez, vive cerca de mi casa justo en el apartamento de arriba.Yo caminaba por los pasillos y jugaba en las escaleras como suelo hacer cuando estoy aburrida, dicen que estoy vieja para comportarme como una niña, pero que más da solo se tienen veinte años una vez en la vida, jaja aunque también se tienen todos los años solo una vez en la vida.
Pensaba en muchas cosas, tengo esa pésima costumbre, algunas veces pienso en mi siendo alguien más, un recuerdo de otra persona, una mujer curiosa, extrovertida y a mi parecer algo loca, esa mujer que recuerdo disfrutaba caminar bajo la lluvia, nunca estaba en el mismo lugar casi como si volará, y tenía un sentido algo incomodo sobre la verdad.
Justo cuando la recordé escuche una puerta que se abría, del piso superior bajó un hombre adulto, al que nunca había visto, muy mal encarado, hay rumores de que vive solo, otros cuentan que vive de escribir, o intenta vivir; pero justo cuando lo vi paso algo muy extraño, sus ojos me resultaron tan familiares,como cuando percibimos el olor de la tierra mojada, algo ya conocido y a la vez reconfortante, tanto que no pude evitar sonreír.
Desearía poder ser menos obvia, pero no lo soy, cuando algo me entusiasma me exalto, me vuelvo torpe, y mi cara refleja cosas que ni siquiera yo entiendo.
Sin pensarlo mucho en un arranque de espontaneidad que solo precedería un desastre corrí tras el, baje tan rápido como pude los diez escalones que me separaban de ese extraño hombre, y en un dejo mas absurdo aún puse mi mano sobre su espalda. El mundo se congelo, me percate de que no tenía la menor idea de que decirle; y si le pregunto la hora, o tal vez le pueda decir ¡hola soy una vecina loca que corrió tras usted sin sentido!, claro eso tiene mas sentido que correr para preguntar la hora.
El se volteo, con esa mirada del pasado, tan familiar, tan mía, tan llena de años, y solo dijo hola. Hola, si dijo hola, eso me molestó tanto, corrí y me asuste solo para recibir a cambio un simple hola.
Por un impulso que no comprendo, me tire hacia el y lo abrace, comencé a llorar y alguien que no era yo habló, era mi voz pero no mis palabras, la otra yo que no soy yo se apoderó de mi; entre lagrimas y sonrisas reclamó por tantos años de espera, lo golpeó, aferrándose a el como si lo fuera a perder nuevamente.
El hombre no lo tomo mal, fue casi como si esperara esa reacción de mi parte, me abrazo y me dio un beso en la frente, me miro a los ojos y dijo: "vaya que eres persistente, al final tenías razón con esos sueños locos de encontrarme cien años después, y asumo que pretendes seguirme y acosarme hasta que te diga que sí"
Imaginen mi cara cuando dijo esto, se suponía que yo estaba loca por abrazarlo y llorar sin sentido, y este señor de casi 50 años de la nada me habla como si fuera alguien más, y encima cree que lo voy a acosar y perseguirlo, claro lo acabo de hacer, pero es diferente.
Lo mejor de todo fue que ya me esperaba, al parecer soy buena en eso de cumplir promesas extrañas que trascienden las vidas, y saben que, al final dijo que si.